Por: José Luis Gálvez Gómez
La otra normalidad
La llamada “nueva normalidad” del Gobierno Federal ha quedado enmarcada por el recién emitido decálogo espiritual del Presidente López Obrador y por las declaraciones siempre confusas del Subsecretario López Gatell.
Sin embargo, México antes de la pandemia tenía una normalidad, que ha decir verdad, en la actualidad no ha cambiado mucho, no al menos en sentido progresivo, mas bien creo que la nueva normalidad ha ido en sentido regresivo.
En los años anteriores y los gobiernos pasados, teníamos una alta corrupción, comprobada, descarada, institucionalizada y hasta cotidiana; hoy la seguimos teniendo y ha aumentado un 19% respecto a los últimos 2 años con un aumento en las víctimas del 7.5% según cifras del INEGI.
También siempre hubieron muchos pobres, sólo que hoy hay más y la pobreza extrema seguirá creciendo en un margen de entre 6 a 10 millones al final de este año, lo que representa un incremento del 4.8% según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social CONEVAL.
Asimismo, siempre ha habido desempleo, pero hoy éste tiene una tendencia de crecimiento de 2.1 millones en 2020 a 2.4 millones para el 2021 de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo; y así, podemos seguir mencionan aspectos que ahora forman parte de nuestra nueva normalidad, como las manifestaciones de diferentes grupos sociales, los médicos que le escriben al Presidente para quejarse sobre la contratación de cubanos que ganan más que ellos sin tener ningunaf especialidad, las mujeres pidiendo que se termine la violencia ( casi 10 mujeres son asesinadas diariamente en México según la ONU), y como nunca se suman los meseros, los taxistas y los músicos por falta de ingresos.
Además, ha proliferado la brutalidad policíaca contra ciudadanos, los grupos delincuenciales marcan su territorio, tenemos a la Guardia Nacional y al ejército en las calles deteniendo ciudadanos y no delincuentes, siguen habiendo infinidad de desaparecidos, siguen asaltando al transporte público y de mercancías, quiebran los negocios, saquean a los mismos, ahora casi todas las manifestaciones son violentas, los narcos reparten despensas, en la frontera sur ya no sólo hay inmigración continental sino también extracontinental, ahora los muertos por covid se contabilizan por miles y cada día aumenta la polarización social entorno al quehacer del Gobierno en turno.
La nueva normalidad también ha traído la confusión por el discurso sobre la directriz que la sociedad debe seguir en su comportamiento por la pandemia, tan es así, que la Organización Mundial de la Salud ha llamado a nuestro gobierno y a sus representantes, a emitir mensajes “coherentes”, ya que mientras el Presidente exhorta a los mexicanos a salir a las calles, su vocero de salud nos llama a quedarnos en casa.
A diario, el jefe del ejecutivo sale a señalar y a culpar a sus enemigos e incluso crea sus propios demonios como el llamado BOA, Bloque Opositor Amplio, lo cual provoca que cada día los mexicanos nos dividamos más, pidiendo que tomemos partido con una visión retrógrada entre Liberales y Conservadores.
Realmente creo que ésta no debería ser nuestra nueva normalidad, la nueva normalidad debería ser algo muy diferente, que el Gobierno haga todo lo posible porque los mexicanos no se estén muriendo, que encuentren apoyo en los hospitales, que los grupos sociales no tengan que salir a las calles, que los padres de familia reciban apoyos económicos y no los jóvenes menores de edad por razones de responsabilidad, que pare la violencia contra las mujeres, que se aseguren los empleos, que las familias puedan quedarse en sus casas y no tengan que salir a buscar su sustento diario, que haya menos inseguridad, que no se incrementen los impuestos, que ya no hayan más caravanas migratorias, que pare la política del divisionismo social, en fin, que el Gobierno responda a las necesidades de los mexicanos y que eche a andar estrategias eficientes para mejorar la salud y la economía antes de que sea demasiado tarde.
Los mexicanos necesitan otro tipo de nueva normalidad, dónde primero sean ellos y nos los extranjeros, donde la política se aleje de las ideologías y de los intereses entre los grupos de poder, porque México está confundido, México está extraviado, vamos ya está cansado y no quiere más de lo mismo. (iM-rrc)